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NUESTRA PROCESIÓN

Hay momentos en la vida escolar que van más allá de lo académico, que se viven con el corazón y que se graban en la memoria de toda una comunidad. Uno de ellos es, sin duda, la Procesión del Viernes de Dolores, una cita esperada y profundamente significativa que nos invita cada año a vivir nuestra fe, a celebrar nuestras raíces andaluzas y a compartir un momento de unión y emoción.

Hace ya más de 30 años, la ilusión de dos profesoras ya jubiladas, junto a dos maestros en formación, dio vida a lo que hoy es una de las señas de identidad de nuestro colegio. Con muy pocos recursos materiales, pero con una fe firme y mucho entusiasmo, construyeron a mano un pequeño trono para que la Virgen pudiera salir en procesión dentro del colegio. Gracias al apoyo de las religiosas de la Asunción,de la dirección, del claustro y de muchas familias, se pudo celebrar una primera estación de fe, pensada y sentida por y para los alumnos.

Nos atrevemos a decir que fuimos el primer colegio en realizar una procesión escolar en sus propias instalaciones. Y lo hicimos con el deseo de sembrar una tradición auténtica, andaluza, sencilla, pero profunda. Hoy, más de tres décadas después, mantenemos esa misma ilusión intacta, renovada por un nuevo grupo de profesores que continúan con la misma entrega y con el mismo propósito: educar en la fe desde el corazón, compartiendo nuestras tradiciones más queridas.

Cada año, esta procesión se convierte en un momento especial de convivencia, respeto, emoción y oración, donde los alumnos, desde los más pequeños hasta los mayores, caminan juntos acompañando a la Virgen, aprendiendo a vivir la Cuaresma como tiempo de preparación para recordar la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús.

Este Viernes de Dolores, como cada año, nos encontraremos a las 10:00 h de la mañana para vivir una procesión del colegio y para el colegio, en la que toda la comunidad educativa —profesores, alumnos, familias y religiosas— se une con respeto y devoción.

Gracias a todos los que, con su trabajo silencioso y su entrega, hacen posible esta vivencia. Porque este día no solo es una tradición: es un testimonio de fe que educa, une y permanece.

Os esperamos con el corazón abierto.