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NOTRE-DAME Y Mª EUGENIA

Este mes marca un momento histórico y profundamente emotivo para la ciudad de París, Francia y el mundo entero. Tras años de esfuerzo y dedicación, la majestuosa Catedral de Notre-Dame reabre sus puertas al público, resurgiendo como un símbolo de resiliencia y esperanza después del devastador incendio que en abril de 2019 dejó al monumento gravemente dañado.

Notre-Dame, joya de la arquitectura gótica y testigo de más de 850 años de historia, ha sido meticulosamente reconstruida. Este proceso no solo buscó devolverle su grandeza, sino que también incorpora elementos significativos que conectan pasado y presente de una manera única. Una de estas novedades es la incorporación de una reliquia especial en su altar mayor: cinco santos ligados a Paris que, de diversas maneras, han marcado la historia y los valores de nuestra humanidad. Entre ellas, y ocupando un lugar destacado por su impacto espiritual y educativo, se encuentra nuestra fundadora, Santa María Eugenia de Jesús.

Desde que el fuego consumió el tejado y la aguja de Notre-Dame en 2019, la reconstrucción se planteó como un proyecto monumental. Artistas, arquitectos, restauradores... trabajaron con un compromiso incansable para restaurar cada detalle del edificio. Pero además de preservar la arquitectura, se buscó imbuir a Notre-Dame de un mensaje de esperanza, de continuidad entre generaciones y de reconocimiento a aquellos que han transformado nuestro mundo con sus ideales.

El altar mayor ahora refleja esta visión. Allí, se han colocado cinco reliquias de Santos estrechamente vinculadas a la vida y la historia de Paris y nuestra civilización, con la intención de honrar sus contribuciones y recordar el impacto de sus acciones.

En el centro de este homenaje destaca Santa María Eugenia de Jesús, fundadora de la congregación de las Religiosas de la Asunción. Su misión, centrada en la educación como motor de transformación social y espiritual, continúa viva en numerosas de instituciones educativas alrededor del mundo. El reconocimiento de su figura en el altar mayor de Notre-Dame no solo es un honor para quienes formamos parte de esta familia, sino también un recordatorio del poder de la educación para construir una sociedad más justa, humana y cristiana.

En adelante, Santa María Eugenia estará presente en el corazón de este lugar donde fue cautivada por la llamada de Dios: «Los primeros signos de mi vocación aparecieron bajo las bóvedas de Notre-Dame durante las conferencias de 1836... el deseo de consagrarme a la causa de Dios y de la Iglesia sin saber dónde ni cómo...». (Carta al Padre Picard, nº 1509, 8 de noviembre de 1862) En ese lugar, decidió dar toda su vida por Cristo. En ese lugar, comprendió que la inteligencia, la fe y la acción son las 3 dimensiones de una misma vocación, de un mismo amor. Ella nos guía tras sus huellas mientras nos alegramos con la Asunción del Cielo y de la Tierra.

La vida de Santa María Eugenia estuvo marcada por su dedicación a las jóvenes, su visión innovadora y su firme creencia en que la fe y el conocimiento son herramientas esenciales para enfrentar los retos de cada época. Al ser elegido como una de las cinco personalidades destacadas en este renacer de Notre-Dame, se reconoce el impacto duradero de su trabajo y su legado de esperanza y acción.

La reapertura de la Catedral de Notre-Dame no es solo un regreso a la normalidad, sino una invitación a reflexionar sobre los valores que queremos transmitir a las generaciones futuras. Este renacer nos recuerda que, incluso en medio de las dificultades, podemos construir un mañana mejor si nos apoyamos en el trabajo colectivo y en nuestras raíces espirituales y culturales.

Desde nuestro centro, nos sentimos profundamente honrados de que nuestra fundadora, Santa María Eugenia de Jesús, forme parte de este momento histórico.