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ABAJO EL TELÓN 2022-2023

Escoger las  palabras que puedan expresar las emociones que sentimos no es fácil,  siempre asusta un poco mostrar lo que sientes o parecer cursi, pero después de tantos años y porque me siento muy afortunada, quiero contaros unas cuantas cosas que no fui capaz de decir en la última función porque me desbordó la emoción.

Lo primero que tenéis que saber es lo importante que son mis alumnos para mí. Les he querido siempre curso tras curso y obra tras obra, lo que me impulsa es el cariño hacia ellos, lo que me da fuerza son y han sido ellos, y según voy escribiendo estas líneas me van viniendo a la cabeza todos esos niños que han formado parte de ese gran elenco, desde Maribel y “Marce” hasta las “rarezas“ del Sr. Barnum.  Cientos de anécdotas, de risas y de buen rollo, de carreras, de nervios, de pintura hasta los ojos, de bocadillos, cafés de máquina, castings interminables, y también de querer matarlos en más de una ocasión. Pero sobre todo son las personas, son sus caras ilusionadas las que guardo en la memoria, sus gestos de cariño hacia mí y que me llegan al alma, y esa alegría que te contagian, y me queda la satisfacción de haber hecho algo simplemente porque sabes que es bueno para ellos, porque descubren a compañeros con los que nunca antes habían tratado y valoran a otros que eran invisibles. Y así ensayo tras ensayo vas viendo como se van sintiendo cada vez más unidos y que su colegio es como su familia, y que se van “enamorando” de su obra, porque para cada grupo la suya es la mejor, y sí que lo es. Todos sabéis que más de una vez he estado a punto de abandonar porque esto me deja sin fuerzas y porque emocionalmente arrasa conmigo, y es que cuando se van me resulta muy duro decirles adiós. Pero esas caras, ese cariño y esa magia que se respira entre bambalinas a lo mejor explica por qué he vuelto a enredarme una y otra vez. Simplemente es por ellos.

Este año es un año especial para mí y quería que todos esos niños estuvieran presentes en nuestro “Showman”, por eso en honor a ellos fui incluyendo en el escenario algún detalle o algún guiño de cada historia que hemos vivido juntos: la camisa del Quijote, una chaqueta de mi primera “My fair Lady”, unas jarras de “La Bella y la Bestia” y una Lady Marjorie repitiendo el vestido que llevó a la fiesta de la familia Von Trapp en Salzburgo. Y no paré hasta conseguir una cama para Helen y Caroline que fuera exacta a la de Donna y Sophie, y convertimos la segunda casa del Sr. Higgins y Eliza Doolittle en la casa de Charity, y la Embajada en el Buckingham Palace. Y tuneamos la mesa de la heladería de “ No se lo digas a Mamá I y II”, y no podía faltar un biombo, aunque no fuera el mismo, tras el que se nuestra enamorada Cristina cantaba al son de “Honey, Honey” . Y mi Jean Valjean compartió  sus ropajes con el Sr. Phineas Barnum, y vestimos nuestro Napoleón “disecado” con el uniforme de mi querido Javert , y así hasta que me topé con Sandy y Danny Zuko. Vueltas y más vueltas y no encontraba nada para que “Grease” saliera a escena, pasaban las semanas y nada, no había manera de que se me ocurriera algo que tuviera que ver con ellos. Llegó el estreno y ya me daba por vencido, no iba a poder ser, pero de repente lo ví: ¡El pelo rosa de Anne, nuestra bella trapecista, era el pelo de Frenchie!. Y yo, que hablo muchísimo sola, me dije sonriendo: “Ya están todos, Bea ”.

¿Y las obras de teatro qué? Os preguntaréis. ¿Cómo me iba a olvidar de ellas?. Mi tetera inglesa, la misma que presté a Charity para que aprendiera modales, salía siempre a escena porque había que tomar el té en algún momento de nuestras historias incluso como antídoto para un veneno, o bien se convertía en un regalo de bodas . Y ese indio americano con plumas enormes, y una cubitera para enfriar el champán, y una bata de flores que me empeñé que Lettie luciera, o una botella con el elixir venenoso fabricado por las adorables hermanas de Mortimer y que nuestro avezado barman lanzaba al aire con tanto salero, y un jarrón con flores…. . Todo formó parte del atrezzo de esas divertidas comedias con las que todos nos reímos y con las que empezó toda esta historia. Para mí fueron entrañables esos niños y lo bien que lo hacían con lo difícil que es memorizar un guión y hacer que el público se lo crea: Bea, ¿qué hago con las manos?.  Así empezábamos siempre.

No sé si los alumnos del año terrible del COVID pueden imaginar lo mucho que me he acordado de ellos este curso. Tenían tanta ilusión y trabajaron tanto. Nunca vi un grupo disfrutando tanto en unos castings con el papel que se le iba asignando a cada uno. Todo les parecía bien, nadie se molestaba por un papel u otro, solo se respiraba emoción y entusiasmo. Un buen grupo de ese año vinisteis a ver a otros compañeros representar ese gran showman que no pudo ser, y yo me alegré tanto de veros. Sé que os encantó pero también sé de ese  sentimiento de nostalgia al revivir vuestra historia. Quedaos con lo bueno, no olvidéis todos esos ratos que pasamos juntos, y por supuesto, recordad que siempre estaréis en mi memoria.

Este año es muy especial, eso ya lo sabe todo el mundo, pero lo que necesito que sepan mis niños de este año es lo afortunada que me siento porque, ni aun pidiendo un deseo a la máquina de Phineas, podría haber tenido un grupo como éste, porque despedirme con vosotros es el mejor de los regalos. Es verdad que sois indómitos y ruidosos y que os he regañado hasta en sueños, pero sobre todo sois cariñosos, siempre alegres  y agradecidos, y  me habéis contagiado esas ganas de vivir, y me habéis tratado de una manera que ha hecho que me sintiera feliz entre vosotros, por eso no puedo hacer otra cosa que daros las gracias con todo el corazón . Y no sé si me explico si os digo que yo os he dado a Bea de pies a cabeza, y que aquí me tendréis siempre.

Y ahora voy a pedirle a la máquina de los deseos algo para vosotros. “Deseo que tengáis millones de sueños, que nunca perdáis la ilusión por conseguirlos, y que nunca os deis por vencido” “Que seáis vosotros, que nadie ni nada apague esa luz que tenéis y que seáis capaces de brillar hasta en el peor de los días,”. “Deseo que tengáis buenos amigos leales como Carlyle, que encontréis a esa persona con la que reescribir las estrellas, que miréis al frente y que siempre sepáis valorar lo que tenéis, y que luchéis por lo que es realmente importante en vuestra vida”.

Bea

 

A mi querido Nacho y a mi compañera y amiga Marta, porque siempre habéis estado a mi lado. A  Mavi, Ángela, Patricia, Marta Sánchez y Jose R. porque sin vosotras esto no habría sido posible. A Gema, Ana y César, a Marian Lamas, a Miriam y a Miri, por esa maravilla de niños que tenéis . A mi hija Leire, que siempre que pudo me ayudó con tantas cosas, a Paula y Marina mis queridas coreógrafas . A Gema, a Mercedes por su generosidad. A mis compañeros que siempre me animan y me sostienen, a mis monjas de la casita por su cariño y paciencia. A  Cecilia por su apoyo  y su cariño. Y a Jose, nuestro querido Jose, siempre estarás ahí en mi recuerdo. Gracias.